A la Plaza le cayeron casi medio millón de educadores.
Luego de las miserables palabras del presidente Mauricio Macri, quien consideró que «hay inequidad entre el que puede ir a la escuela privada y el que tiene que caer en la escuela pública», Plaza de Mayo fue escenario de la Marcha Federal Educativa, convocada por los sindicatos docentes de todo el país.
Avenida de Mayo y las dos diagonales se vieron desbordadas de gente con carteles, guardapolvos y banderas. Alrededor de trescientas mil personas fueron parte de una movilización histórica, contra las políticas de ajuste que está llevando adelante el gobierno.
Se pudo observar la presencia no sólo de todos los sindicatos de los trabajadores de la educación, públicos y privados, de la CTA y la CGT, sino también la de estudiantes, padres y personal auxiliar de escuelas, institutos y universidades. La comunidad educativa en su conjunto presenció y escuchó atentamente la larga lista de oradores que se fueron presentando en un pequeño escenario montado a la altura de la Pirámide de Mayo.
Como si hubiesen invitado a tomar el té a todos sus nietos, las Abuelas junto con las Madres de Plaza de Mayo, custodias de ése lugar y de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia, aplaudieron y arengaron a cada uno de los oradores que desde las dos de la tarde fueron desfilando. CTERA, aquellos sindicatos nucleados en el Frente de Unidad Docente Bonaerense (AMET, FEB, SADOP, SUTEBA, UDA y UDOCBA) junto con demás gremios de todo el país reclamaron la negociación nacional que permita establecer un piso de salario docente; la elaboración de una Ley Nacional de Paritaria Docente que contemple -entre otras cosas- un salario básico real y digno, sin sumas en negro; el respeto a las libertades sindicales y la defensa de la educación pública.
El acto lo cerró Sonia Alesso, titular de CTERA, convocando a los docentes a plegarse al paro nacional con movilización convocado por la CTA para el 30 de marzo próximo.
La presencia de maestros en la calle ya se está volviendo costumbre en el último tiempo. Lamentablemente. Y por suerte. Lejos del aparato mediático que quiere ponerlos frente a la opinión pública de manera canallesca, instalando que ponen de rehenes a los estudiantes y a sus padres, los maestros nos vuelven a enseñar que luchar es otra manera de enseñar. Que es imposible una educación de calidad sin un salario acorde al trabajo que realizan, ninguneado y bastardeado por los círculos de poder. Nos siguen enseñando que la resistencia a las políticas de ajuste y vaciamiento del Estado se debe hacer en la calle, unidos. Que difícilmente se hagan eco de los reclamos si se claudica la lucha.
Crónica: Francisco Manterola
Fotos: Ezequiel Glikman