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Lluvia y represión

Un artículo de opinión sobre la represión a los docentes en la Plaza del Congreso.

Arriba del bondi, bastante empapados, mi primo me llama la atención de un codazo: «están reprimiendo docentes en Congreso, ratis hijos de puta». Llueve a cántaros. ¿Qué hago? Me llegan mensajes de que están convocando en el lugar y en la comisaría donde tienen presos a algunos.

Necesito ir.

El problema es que cuando me meto en el subte me llega un mensaje de mis amigos diciendo que me vuelva, que ya estaban desconcentrando y que mañana iba a haber novedades. Que era al pedo que vaya.

Me vuelvo. ¿Pero qué hago con esa sensación de vacío por no haber estado? No alcanza con quedarse metiendo retuits a rolete.

Pensaba en la lluvia. Cuando estaba arriba del colectivo dudé acerca de ir o no. Fue medio una constante del fin de semana. De nuevo un domingo que me voy a la cancha. Salgo de lo de mis abuelos y me freno. Mirá lo que llueve, amiguito. Mejor me quedo y lo miro por tele tomando un café con leche. Planazo. «Qué ‘me quedo’. Vamos, ya fue», me mensajea mi primo. Flojo de convicciones, me subo al 65 y me encuentro con él. Me empapé y ganamos. Muy rico todo.

Me acordaba que grandes momentos de mi vida fueron adornados por la lluvia. Momentos que de no haber habido alguien que me diga «vamos , ya fue», no sé si los hubiese vivido. Movilizaciones, partidos, encuentros. Pensaba antes de que me digan que no vaya a Congreso en que la lluvia no debe ser un impedimento para estar. Quizás me empapo y ganamos. Quizás me empapo y perdemos pero al lado de alguien que quiero. Quizás me empapo y me puedo encontrar con la chica que me gusta. Quizás me empapo y puedo estar acompañando a los docentes. Qué sé yo. Llevarles algo para morfar, preguntarles si necesitan algo, cualquier cosa.

Leí a un pelotudo que puso en no sé dónde que esos no son docentes, que son sindicalistas (sic), que el guardapolvo no te da impunidad para ocupar el espacio público (recontra sic). ¿Impunidad? Impunidad son los genocidas sueltos. Impunidad es que liberen violadores por buen comportamiento y al otro día van y matan a una piba. Impunidad es perdonar la deuda que tu viejo tiene con el Estado porque vos te creés el dueño del Estado. Impunidad es el corte de pelo del Polaco Bastía. Eso es impunidad, pelotudo. Cagar a palos a los docentes un domingo a la noche es impunidad. En la plaza. Con lluvia.

¿Qué sentirá la policía yendo a cagar a palos a un docente? Digo. Yo me levanto a la mañana y tengo ganas de ir a laburar y después salir para la universidad. Con o sin lluvia. Todo bien, a veces con un poco de paja y otras veces no tanto. Estos muñecos en algún momento del día les dijeron que tienen que ir a la Plaza del Congreso a reprimir docentes. ¿Qué se les pasará por la cabeza? Los tenés enfrente, con el guardapolvo blanco puesto. Un domingo a la noche. Con lluvia.

¿Te darán más ganas de pegarle? ¿No te tiembla un cachito el pulso? Quizás, como a mí, la lluvia les da un impulso medio mágico. Le da cierta mística. A mí me gusta la lluvia porque me desafía. Me dice que no puedo ser tan boludo. Que si quiero ir, que si necesito ir, ella no me va a molestar. Me va a acompañar. Me desafía porque no me puedo quedar en mi casa. Así como se dice que las grandes historias siempre arrancan descorchando un vino, a esas historias la lluvia las termina de embellecer. ¿Pensarán los ratis en semejante cursilería? No sé, me imagino a uno diciendo «mira cómo llueve, qué lindo que está para meter corcho a un maestro», y me agarran escalofríos.

Caliente, triste. Salgo al balcón de mi casa y sigue lloviendo. Mientras me mojo pienso. Me doy cuenta que hay algo que está mal. Releo. La lluvia no siempre puede ser compañera. Podés estar esperando el colectivo a las tres de la mañana solo, en un lugar que no conocés, sin ningún tipo de reparo. Podés querer salir a jugar a la pelota con tus compañeritos del colegio pero tu mamá te lo prohíbe porque, además del barro, te vas a cagar enfermando . Podés querer entrar con la ambulancia al barrio con calles anegadas. Podés querer ir a reclamar tus derechos a la Plaza del Congreso.

Artículo: Francisco Manterola
Fotografía: ES Fotografía