Una reflexión de Laura Segura* sobre el patriarcado, el rol de la mujer y las discusiones que está atravesando nuestra sociedad.
Sororidad: una palabra rara, que suena extraña y hasta cuesta pronunciar. Una palabra incómoda en nuestro lenguaje. Dentro del feminismo “sororidad” refiere a la hermandad que se genera entre las mujeres, a “eso” que sentimos y vivimos nosotras sólo por el hecho de sentirnos y vivirnos mujeres. La sororidad incomoda del mismo modo que incomodó el Encuentro Nacional de Mujeres: multitudinario, dinámico, lleno de vida, de alegría, lleno de discusión. Mujeres que fuimos a mirarnos, a encontrarnos, a reflexionar sobre “nuestro” rol en esta sociedad patriarcal, machista; en esta sociedad que no deja de hacernos sentir que somos una “cosa”: en cada publicidad, en la calle cuando te “piropean”, camino al trabajo cuando te tocan o te miran inquisitivamente. Incomoda que no sigamos en el mismo lugar soportando lo mismo que soportaron millones de mujeres durante siglos. Incomoda que charlemos, que pongamos en discusión nuestro rol en casa, en el trabajo, en la familia, en la pareja, en la crianza de los hijos. Incomoda que decidamos abortar y que digamos que nuestro cuerpo nos pertenece.
Incomoda, del mismo modo que incomoda la “X” en el lenguaje, ¿qué es eso de nosotrxs? ¿Cómo se lee? Un lenguaje machista, que habla sólo en masculino, que niega la existencia de lo femenino. Hasta eso venimos a discutir. Venimos a discutir con una escritura que surgió 3000 años AC, y que desde hace 5000 años niega nuestra existencia. Incomoda discutir eso, claro que incomoda. Queremos incomodar, porque nos vienen negando hasta en el lenguaje.
Incomoda que los varones no puedan encabezar la lucha. Somos las mujeres las que nos ponemos al hombro la organización, las que armamos la movida y en esa situación muchos hombres exigen “su” lugar, expresan su oposición al patriarcado. Intentan demostrar que ellos no son lo mismo, que juntxs podemos enfrentar este sistema. Incomoda acordar con ellos, incomoda ponernos de acuerdo entre nosotras. Incomoda que seamos sólo las mujeres las que encabecemos esta lucha, ¿quién más que nosotras para decir “BASTA”, “VIVAS NOS QUEREMOS”? Son cuerpos de mujeres los que cada 26 horas aparecen sin vida, hasta en una bolsa de consorcio en algún basural.
Incomoda el Paro de Mujeres. Primer paro que realizamos las Mujeres de nuestra Patria, para convertirla en Matria. Paro que a través de las redes se extendió por América Latina y más allá también. “¿Qué es eso del Paro de Mujeres? Nosotros no hacemos ‘paro de hombres’”. Y nos corren con la cuestión clasista, como si fuese que el capitalismo somete del mismo modo a una mujer que a un hombre. Como si fuese que el capitalismo oprime de igual manera a una mujer de Recoleta que a una del conurbano. Porque ambas sufren la violencia machista, pero las mujeres pobres se encuentran mucho más vulnerables que aquellas con mayores recursos. Por eso paramos. Porque necesitamos visibilizar las injusticias diarias, cotidianas y naturalizadas a las que nos somete este sistema patriarcal día a día. Porque la CGT toma el té y nosotras las calles. Esa CGT machista, que dice defender los derechos de todxs los trabajadorxs pero cuando vemos las estadísticas nos encontramos con que las mujeres prácticamente no ocupamos cargos jerárquicos, con que la brecha salarial (por iguales tareas) entre varones y mujeres es del 27% menos para nosotras; nos encontramos con que las mujeres somos la mayoría en el trabajo informal e, incluso dentro de esa informalidad, cobramos menos que los varones. ¿Realmente la CGT defiende los derechos de todxs lxs trabajadorxs? Es significativa la ausencia de participación femenina en las conducciones gremiales. Es significativa pero no asombra: “los hombres son mas dialoguistas, las mujeres rápidamente se pelean, no quieren acordar”, nos acusan. Cabría preguntarse con quiénes y a costa de qué se va a dialogar. Si se trata de dialogar con el gobierno de Cambiemos siendo cómplices del brutal ajuste que está sufriendo el pueblo argentino: es verdad, no queremos dialogar. Que dialoguen los hombres machos de la CGT. ¿Las mujeres rápidamente nos peleamos? Surge el interrogante de con quiénes nos peleamos, ¿no fuimos acaso capaces de organizar -por ejemplo- el primer paro general a la Alianza Cambiemos, Paro de Mujeres, logrando dialogar con muchas que no pensaban igual y sin embargo pudimos hacerlo?
Incomoda a esos hombres machistas. Ante esta fuerza femenina y feminista que se activó de manera furiosa muchos cambiaron hipócritamente sus fotos de perfil, hasta algunos marcharon. Los incomoda, porque en definitiva los que están cómodos son los hombres machistas, que se creen con el derecho a quitarnos la vida; incomoda a los hombres que ocupan la mayoría de los cargos jerárquicos en todos los ámbitos; incomoda a las empresas que necesitan convertirnos en mercancías funcionales a sus intereses en cada publicidad; incomoda a esos compañeros de militancia que saben que somos capaces de disputarles poder, porque somos capaces de organizarnos, de crear, de generar conocimiento, de avanzar; incomoda a la Iglesia, que necesita transmitir una imagen biologicista de la mujer, para que siga produciendo y reproduciendo el estereotipo de familia patriarcal al que es funcional desde su propia existencia.
Porque los movimientos de liberación vienen a incomodar a sistemas que son cómodos para algunos e incómodos para muchos. Pasó con la Revolución Francesa. Pasó con la Revolución Rusa. Pasó con la irrupción del peronismo, como movimiento emancipador, nacional y popular. Pasó con la Revolución Cubana. Pasó en el 2001 cuando los sectores populares salieron a la calle. Pasó en el 2003 cuando a través de las urnas los sectores populares recuperamos el control del Estado. Pasó el 19 de octubre de 2016 cuando cientos de miles de mujeres nos organizamos para decir BASTA al sistema patriarcal que nos oprime y nos asesina; para expresarnos en contra de la criminalización de la protesta social que -no casual, sino causalmente- detiene de manera ilegal a una mujer, a Milagro Sala. En todos y cada uno de estos momentos se generó incomodidad. Lo que vale preguntarse es: ¿Quiénes se incomodan cuando ven 70.000 mujeres en Rosario marchando y cantando por las calles? ¿Quiénes se incomodan cuando decimos que queremos y estamos capacitadas para ocupar espacios de poder y la sola condición de ser mujer nos hace la tarea mucho más compleja? ¿Quiénes se incomodan cuando decimos “Ni una menos. Vivas nos queremos”? ¿Quiénes se incomodan cuando exigimos políticas públicas de contención y de prevención? ¿Quiénes se incomodan cuando decimos que el Estado es responsable?
Queremos seguir incomodando, seguir dando la discusión. Porque el 19 de octubre fue un día histórico, y debe ser recordado como el día en que las mujeres argentinas salimos a las calles a decir BASTA de violencia machista, de matarnos, de discriminarnos, de menospreciarnos, basta de injusticia social y de negarnos. Porque vivas y libres nos queremos.
*Militante de FUNYP Graduados (Frente Universitario Nacional y Popular de la Universidad de General Sarmiento).
Fotos: Lara Sammartano, Melina Franco, Martín Perez del Moro.