Memoria, Verdad y Justicia: una consigna que ya se hizo piel

Las masas volvieron a llenar, como cada 24 de Marzo,  la plaza de Mayo y sus calles aledañas, bajo las banderas del “Nunca Más” y el lema que ya se hizo piel de “Memoria, Verdad y Justicia”. Esta vez con un tinte especial, no fue un aniversario más: son 40 años del golpe (el peor de todos, el que todavía acecha entre algunos pliegues de la democracia), es en el contexto de un gobierno nacional de derecha que juega con algunos de sus imaginarios, con sus remisiones, con sus heridas abiertas. Es con la visita de Obama, vivida como una provocación del imperialismo que vuelve a extender sus sombras sobre la región. Tal vez por eso fue uno de los 24 de marzo de mayor convocatoria. Una sensibilidad especial recorrió la jornada.

Pasado el mediodía las familias que se acercaban fueron dándole vida a las calles, que ya estaban vestidas por las banderas de las organizaciones y los sindicatos. Junto al compás de las murgas, con sus bombos y trompetas, sus cantos y alegría, intervenciones artísticas cargadas de un gran simbolismo político  y una variedad de carteles caseros: “Las ideas no desaparecen”,  «Todo está guardado en mi memoria» «Libertad a Milagro Sala». Diseminadas entre el resto de las banderas, colgadas de las mochilas o en las espaldas, se veían varias whipalas, bandera multicolor representativa de los pueblos originarios, la diversidad y la pluralidad cultural. Toda una senda para profundizar en los tiempos por venir.

Los jóvenes de La Poderosa, que además de la conocida revista villera «La Garganta Poderosa» realizan otros trabajos comunitarios en villas y barrios, instalaron puestos callejeros en donde invitaban a las personas a manifestar por escrito su rechazo al actual gobierno: “Carta abierta a la junta liberal”. Un creativo homenaje a Rodolfo Walsh y la carta que enviara a la Junta Militar a un año de comenzada la dictadura.

“Este es el primer momento de juntada después de la derrota electoral, porque hasta ahora lo que hubo por un lado fue emotivo pero por otro lado fue muy suelto” comentaba el periodista de radio Eduardo Aliverti, haciendo referencia a las diferentes convocatorias que se fueron dando luego de la asunción del actual gobierno de Macri. Eduardo Rinesi, ex Rector de la Universidad Nacional de General Sarmiento, caminaba entre la multitud, destacaba por su barba prominente: «Quedan una cantidad de conquistas importantes. No va a pasar sin consecuencias el haber instalado en la consciencia colectiva la idea de que hay una cantidad de derechos de la comunidad que nos corresponden y que el Estado tiene que garantizar. Aferrados a esas conquistas y las leyes en que esas conquistas se materializaron tenemos que seguir avanzando».


No muy lejos, uno de los vendedores de gaseosas cantaba: «ohhh, vamos a volver…», metido entre la multitud, y su voz se mezclaba con el canto de las grandes columnas que inundaban avenida de Mayo. Una chica de unos 18 años que intentaba avanzar entre los cuerpos apretados se acordó de otra situación: “Esto es como estar en un pogo, hay que dejarse llevar”, le dijo a su amiga, y avanzaron lentamente hacia la plaza.

Brenda tiene 22 años y estudia Comunicación Social en la UBA. Caminaba rápidamente por la vereda, junto a su hermano y una amiga, buscando al resto de sus amigos: “Pienso que es importante poner el cuerpo, unirnos todos, ser una fuerza para reclamar memoria, verdad y justicia. Sobre todo hoy creo que había que venir,aunque sea un rato, aunque sea estar a un costado o adentro, había que poner el cuerpo.”

Marcela es profesora de la Universidad Nacional de Moreno, de la carrera de Trabajo Social. Con cierta desazón pero no resignada comentó: “Hoy, después de 40 años, mi pueblo eligió democráticamente el mismo modelo que instauró la dictadura, por eso estoy triste, pero a la vez cuando estamos acá nos volvemos a acordar de que somos muchos y de que estamos y que no nos rendimos”.

Las grandes columnas que desde 9 de julio avanzaban por Av. de Mayo estuvieron encabezadas por los organismos de derechos humanos, acompañados por organizaciones sociales, políticas, estudiantiles y sindicales. Pasadas  las cinco de la tarde el colectivo de las Madres de Plaza de Mayo, acompañado por una gran multitud y bajo fuertes aplausos y
manifestaciones de agradecimientos fue acercándose a la plaza. Al promediar la tarde los organismos de Derechos Humanos leyeron el documento elaborado conjuntamente que éste año titularon: «Sin derechos no hay democracia» en el que, además de reivindicar la lucha de los 30 mil desaparecidos, exigieron la libertad de Milagro Sala, la desclasificación de archivos de Estados Unidos y denunciaron la vulneración diaria de derechos del nuevo gobierno.

Muchos comentaron después algo que les llamó la atención durante la marcha: la cantidad de mariposas que se vieron volar, posarse en los pañuelos de las Madres, en brazos y hombros. Según una leyenda azteca, cuando un guerrero muere su alma se convierte en mariposa para acompañar a los que siguen luchando. La mariposa también es el símbolo de la transformación: de la muerte en vida, del dolor y el terror en amor, de la tragedia en memoria y lucha.

Gonzalo Segura y Matías Perez Ibarguren