Jornada de lucha mundial contra Monsanto y el Agronegocio

Fue el sábado 21 de mayo y se desarrolló en más de 500 ciudades de todo el mundo. En Argentina se replicó en distintas provincias y ciudades del país. En la ciudad de Buenos Aires se llevó a cabo en Plaza San Martín. Hubo intervenciones artísticas, exposiciones de especialistas y una gran olla de guiso agroecológico. Para culminar se realizó una movilización desde las oficinas de la multinacional hasta el obelisco.

Hace ya cuatro años que los terceros sábados de mayo se realiza la Marcha Mundial en contra de Monsanto, que comenzó en Estados Unidos, país de origen de la empresa creadora de la soja transgénica. En la ciudad de Buenos Aires la actividad estuvo organizada por una asamblea abierta, la misma que organiza la campaña “Todos los 25 hasta que se vaya Monsanto”. Los 25 de cada mes hacen movilizaciones e intervenciones para visibilizar esta problemática.

Julián Galeano es uno de los integrantes de la asamblea: “Estamos cansados de  la agricultura tóxico industrial que promueve esta empresa, que en nuestro país nada más utiliza 370 millones de litros de agrotóxicos cada año, y que ya se están viendo las repercusiones directas en la salud de los argentinos. La gente enferma de cáncer, leucemia, asma, abortos espontáneos, hay niños que nacen con malformaciones, entre muchísimos otros problemas como la degradación de las áreas de cultivo, la destrucción de la biodiversidad, de las economías regionales, el despojo de la gente de sus tierras. Por eso surge la necesidad de hablar de esto y de llevarlo a la calle. De decirle a la sociedad que nos están envenenando y que hay sólidos estudios científicos que así lo demuestran, pese a informaciones contrarias que vienen por parte de las mismas corporaciones que dicen que hacen agricultura sustentable. No se puede hacer agricultura sustentable utilizando 300 litros de agrotóxicos por hectárea.

 

“El suelo también tiene un alma”

Por suerte la lluvia no llegó, como se anunciara, y la jornada pudo realizarse con todos los momentos previstos. Uno de ellos fue la disertación de diferentes referentes y especialistas en la temática. Ante una concurrencia que escuchó atenta cada intervención, por el micrófono pasó Jorge Rulli, integrante del Grupo de Reflexión Rural  e histórico militante de las causas ambientales. Rulli enfatizó la idea de que el problema es más amplio: es el modelo de producción de los agronegocios. Dijo que es un buen momento para repudiar mundialmente a Monsanto porque se encuentra en una etapa de transición: en una posible fusión con la empresa Bayer (también productora de agroquímicos) y desarrollando nuevos productos de la biogenética: “El mejor momento para asestar un golpe es cuando el contrincante está en el aire”. Se pronunció a favor de retomar una “cierta radicalidad en el pensamiento”.

Luego habló Juan Garberi, doctor en Química, integrante de la Mutual Sentimiento y de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados. Garbelli reivindicó las investigaciones realizadas por científicos y especialistas que denuncian las consecuencias de los agroquímicos para la salud humana y ambiental. En ese sentido dio cuenta de resultados de análisis realizados por ellos mismos en los que encontraron presencia de químicos cancerígenos en más del 90% de las personas analizadas. “Hoy un tomate tiene 17 químicos que producen mutaciones en nuestro ADN, y que producen cáncer. Lo que acá se está produciendo es un genocidio y ecocidio”.

Enrique Viale, presidente de la Asociación de Abogados Ambientalistas, recordó que la jornada mundial también era en contra de la empresa estadounidense Chevrón, dedicada a la extracción de petróleo a través de la técnica del Frucking (fractura hidráulica). Viale relató el episodio de contaminación ambiental de Chevrón en Ecuador, en donde ésta empresa contaminó 900 mil hectáreas e hizo desaparecer pueblos indígenas. El Estado ecuatoriano llevó adelante el juicio más grande de la historia ambiental, con la sentencia más abultada: 19 mil millones de dólares. Chevrón se retiró del país sin pagar nada y hoy es una empresa prófuga de la justicia ecuatoriana. Chevrón es la misma empresa que acordó con el Estado argentino para explotar los yacimientos de Vaca Muerta, en la cuenca neuquina. El abogado relacionó esto con el modelo extractivista del agronegocio: “son modelos que se imponen por la fuerza, a espaldas de la sociedad y con gran conflictividad social y ambiental”. Al finalizar se preguntó por qué la sociedad naturaliza que comer alimentos con venenos es normal e hizo un llamado a la necesidad de salir de “nuestro microclima”.

Miryam Gorban, licenciada en nutrición, coordinadora de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de Medicina-Nutrición, fue contundente: “Cada vez son menos las manos que manipulan nuestra vida. El problema no está en el campo, está en nosotros. El 97% de los alimentos transgénicos del mundo se producen en América. En Europa está prohibido. Lidera Estados Unidos, sigue Brasil, después Argentina y Paraguay. Tenemos que extender esta lucha. Tenemos que organizarnos. Todavía estamos muy desarticulados. Tenemos que transformar esta lucha en un solo clamor: ¡fuera Monsanto!”.

El último expositor fue el médico Jorge Kaczewer. Fue la intervención más larga y profusa. Enmarcó la discusión en la concepción occidental sobre la salud y la enfermedad y los desequilibrios que esta genera. Denominó como “genoecoglifocidio” lo que está sucediendo y llamó a no quedarse sólo en la denuncia de una empresa sino en tratar el problema de raíz. Para eso según él, hay que cuestionarse nuestros modos de consumo en general, ya que hay agroquímicos no sólo en los alimentos sino también en el shampoo, en el talco, en el algodón, en las bebidas que consumimos, entre otros productos. Dijo que este debería ser el día mundial contra las corporaciones, que son “máquinas globalizadas de matar”. Se pronunció a favor del paradigma relacional en contra de la visión neoliberal de la vida y llamó a “no consumir y pasar la voz”.

Entre cada expositor hubo diferentes intervenciones artísticas: el grupo de intervención “Che Tereré” del Movimiento “Che Cultura” hizo una obra colectiva con participación del público, representando diferentes escenas: “El daño que Monsanto hace al mundo” y “El pueblo sin Monsanto”. El grupo de teatro popular “Miguelitos” realizó la obra Germinados”, con una crítica al modelo de producción sojera. También tocaron algunos grupos de música y cantautores.

Julián Galeano convocó a continuar con las actividades: “En Facebook está la página de “Todos los 25 hasta que se vaya Monsanto”. Pretendemos que la gente se sume a las asambleas a participar activamente de esta lucha, porque tenemos que ser cada vez más diciéndole que no no sólo a Monsanto sino a Syngenta, a Bayer, a Dow y a un montón de empresas más. Siempre con la intención de difundir que existe otra forma de producir nuestros alimentos que es la agroecología, una modalidad que no utiliza venenos y que ha demostrado que puede alimentar al mundo de una manera más eficaz, nutritiva y saludable.”

Nota: Matías Pérez Ibarguren

Fotos: Walter Ponte y Marina Clissa